domingo, 25 de noviembre de 2012

La iglesia de Batuc, un orgullo Sonorense.

La iglesia, orgullo que fue de los habitantes de Batuc, por su belleza y una de las más antiguas del Estado, si no la más, el de un estilo diferente a la forma clásica ya que carecía de torres, pues la orden de expulsión de los jesuitas, acaecida en1767, sorprendió a su constructor sin haberla terminado de todo, cuando ya tenía lista la cantera, de muy buena calidad que la había muy cerca del pueblo. Esta misma cantera fue aprovechada en 1825 para erigir la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores en el mismo poblado.


Estuvo situada en la esquina formada por las avenidas “C” Calle Tercera; construida por el jesuita Alejandro Rapicani, alemán de nacionalidad, quien apenas arribó al pueblo en 1741, hizo traer un arquitecto y un cantero de Guadalajara el que instruyó con gran paciencia a varios indígenas, con cuya valiosa ayuda comenzó a erigirla en el año de 1741, habiéndola terminado no del todo, en 1764.

En 1758 Rapicani fue trasladado a Onapa, encargándose de proseguir los trabajos su sucesor el también Jesuita y alemán Gottfrie Bernhard Middendorf hasta 1763, cuando regresó Rapicani a Batuc, tocándole a éste verla concluida, aunque no del todo como hubieran sido sus deseos.

En el interior, este bello templo tenía un no menos hermoso, Confesionario, que el autor de este libro no ha visto semejante en ninguna otra iglesia de la República, y además un Púlpito al que se llegaba por una escalinata de unos 12 o 15 peldaños, y bajo éste, una hermosa Pila Bautisma que quedaba exactamente frente al confesionario, todos de cantera primorosamente labrada, que reclamaban la atenció de cuanta persona entraba al templo.

Una prueba de la belleza de esta singular iglesia, la constituye el hecho de que una vez que el pueblo desapareció, el gobierno trasladó su fachada a la capital del Estado, construyendo al efecto la llamada "Plaza de los Tres Pueblos”, en donde se ostenta, con el objetivo de mostrarla como la joya arquitectónica de inestimable valor que adorna la Capital, y podrá ser admirada por propios y extraños; cosa de la cual, todas las personas que nacimos y amamos a Batuc, seguiremos considerándola como “nuestra”, a la vez que nos sentiremos orgullosos de ella.

A la salida de los jesuitas en 1767, la única iglesia de cantera que existía -por cierto la primera en construirse de ese material- en dicha Provincia de Sonora, era la de Batuc, pues como

lo hizo constar el P. Juan Nentvig en su “Descripción”, refiriéndose a toda la Provincia de Sonora, en su informe general, se expreso así:

“La fábrica (de las iglesias) como es de adobe, exceptuando la de Batuc, necesita de continuo reparo...”

La noche del 18 de julio de 1935, se derrumbó su bóveda que desde hacía cosa de dos o tres años, amenazaba derrumbarse, quedando convertida en escombros a excepción de las paredes, coro y presbiterio, los que también resultaron dañados, ello como consecuencia de los perjuicios sufridos durante el temblor del 3 de mayo de 1887.

(El macrosismo se registró a las catorce horas con quince minutos) del cual quedaron cuarteaduras en sus paredes y principalmente en su bóveda, la que por cierto, aguantó bastante tiempo para venirse abajo.

A iniciativa del cura José de Jesús Reyes, encargado de la parroquia de Ures y que como visita tenía la de Batuc, el 29 de enero de 1939 se formó un Comité Pro-Reconstrucción del Templo, el cual se encargaría de abitrarse fondos para el efecto.

Dicho Comité estuvo integrado de la siguiente manera:

Presidente Honorario: Pbro. José de Jesús Reyes.

Presidente: Angel B. Encinas Duarte.

Vice-Presidente: Reynaldo Ortiz

Secretario: Rosendo Castillo.

Tesorero: Manuel O. Molina.

Dependiendo del comité central el día 3 de diciembre de ese mismo año se establecieron dos subcomités integrados por damas, quienes, con una intensa actividad apresurarían la tarea echada a cuestas. Estos fueron presididos por la Srita. Rosario Olivas, uno, y el otro por la Sra. María del Castillo M.

El 14 de febrero de 1941, fecha en que fue bendecido por el Obispo de Sonora, Dr. Juan Navarrete y Guerrero, el templo del vecino San Pedro de la Cueva, una comisión integrada por los señores Angel B. Encinas y Rosendo Castillo, se acercó al Prelado y solicitó de él autorización para llevar a cabo las obras de reconstrucción, pidiéndole, asimismo, un sacerdote que dirigiera los trabajos, siendo designado para el efecto el Pbro. Jesús Noriega, mismo que había dirigido las obras del templo de San Pedro de la Cueva.

Así, el 6 de marzo de 1941, llegó a Batuc el padre Noriega y desde luego desplegó una intensa actividad, misma que contagió a los habitantes del pueblo, iniciando los trabajos el 10 del mismo mes, los cuales se terminaron el 27 de abril de aquel 1941, habiendo sido su costo de $ 5,815.00, sin incluir el trabajo personal gratuito.

Digna de alabanza fue la labor desarrollada por una brigada de damas, quienes desde un principio y hasta el fin se las vio incansables a todas horas dedicadas a recolectar pequeñas dádivas; a la organización de fiestas y rifas; así como también a trabajos materiales, ya que el acarreo de arena y agua necesarias estuvo a su cargo, siempre con el ánimo encendido, por lo que es justo mencionarlas: Dolores Ortiz, Felisa Blanco, Eva Zarina Encinas Castillo, María Jesús BernaL, Socorro Castillo, Rosa Amelia Castillo, Rosa Amelia Olivas, Amelia Espinoza, Rita Acosta, Aurora F. viuda de López, Amelia P. de Espinoza, Zoila Peralta, Josefa Ortiz de Castillo, Guadalupe Olivas, Amelia Encinas Duarte, María Magdalena Castillo, Artemisa Olivas, Guadalupe Castillo, Rosario Olivas, Dolores Olivas, Clara O. de Castillo, Felisa Quijada viuda de Peñúñuri, Petra Olivas, Socorro del Castillo, María J esús Peñúñuri, Rosario Espinoza, Belem Olivas, Carmen Quintana, Ana Olivas, Librada Encinas, Amelia Castillo, Carmen Peñúñuri, Rosa Olivas, Bertha Peñúñuri viuda de Molina, Delia Peñúñuri y Sofía Molina.

Por fin llegó el día tan ansiado por todos: 28 de abril de 1941, día en que sería bendecida y abierta otra vez al culto, ahora ya totalmente reconstruido.

Desde temprana hora, el pueblo entero se puso en inusitado movimiento engalanando las calles por donde pasaría el Obispo, camino a la iglesia. El pueblo en masa, aumentado por personas de los pueblos vecinos que acudieron a tan magno acontecimiento, se trasladó a las afueras del pueblo, a la Cañada de Mátape, a esperar impaciente la llegada del Ilustre Prelado.

El autor recuerda, cómo siendo un niño aún, dicha espera le parecó corta, abstraído por el juego en compañía de otros chiquillos.

A las quince horas hizo su entrada Su Señoría Ilustrísima bajo los acordes de la orquesta del pueblo, salvas y sirenas de los pocos autos y el incesante tañer de las campanas, que una vez más tocaban a recato. La Bienvenida corrió a cargo del Sr. Angel B. Encinas Duarte, quien se expresó así:
Ilustrísimo Prelado:

He tenido el alto honor de haber sido designado para venir en nombre de este pueblo a dar a Su Señoría nuestra más placentera bienvenida.

Desearía poseer, en grado sumo, las facultades intelectuales y oratoria de un padre Navarrete para cumplir dignamente con la comisión que se me ha conferido, más, ya que esto no es posible, conformáos ¡Oh Ilustre Señor!, con escuchar estos mal hilvanados conceptos, pero tenga usted la seguridad de que dentro de su sencillez, llevan un gran fondo de sinceridad.

Vuestra presencia en estos momentos viene a marcar una de las páginas más brillantes en los anales históricos de este humilde pueblo, y quedará grabada con letras indelebles en las almas batuquenses, pues el gozo y felicidad que nos embarga está doblemente justificado ya que el objeto principal de vuestra visita, es dar a nuestro templo su bendición para que de nuevo vuelva al servic.

La Leyenda de Coyote Iguana y Lola Casanova

La escritora nacida en Cumpas Sonora en 1897 y que fallece en 1978 a los 81 años,  Enriqueta Montaño Peralta mejor conocida como Enriqueta de Parodi, escribió entre una gran variedad de obras,  algunas leyendas del Estado de Sonora,  siendo una de ellas · ”La leyenda de Coyote-Iguana”
Son muy comentadas las historias del tiempo de la conquista y de la colonia, en las que se relatan relaciones entre hombres españoles y mujeres indias, es por eso que resulta excepcional encontrar una historia en la que se hable del gran amor que surgió entre una mujer blanca y un indio de la tribu Seri,  así es como nace la leyenda de Dolores Casanova Velasco mejor conocida como Lola Casanova “La Reina Blanca” y el jefe de la tribu Seri “Coyote Iguana”.
Enriqueta de Parodi nos cuenta, que Lola era una de las dos hijas de una familia acomodada de Guaymas, de padre español y madre mexicana, que cuando tenía 18 años emprendió un viaje con algunos familiares hacia Hermosillo. Al atravesar por el peligroso territorio de los kunkaa mejor conocidos como los indios Seri, la caravana fue atacada, dando muerte a todos excepto a Lola, ya que en cuanto el líder de la tribu el gran guerrero “Coyote-Iguana”, la vio quedó profundamente impactado por su belleza y decidió llevársela con él.
“Coyote-Iguana”, cuyo nombre real era Jesús Ávila Sánchez, era un hombre hermoso, fuerte, alto y gran guerrero por lo que era muy respetado por su tribu, pero eso no era suficiente para que Lola no sintiera que su vida a partir de ese momento sería un calvario, al tener que vivir con una tribu que nunca la aceptaría por ser blanca.
A los 10 meses de haberse unido a Coyote-Iguana, Lola tuvo al primero de sus 3 hijos,  lo cual terminó por ligarla definitivamente a la tribu Seri y separarla definitivamente de su familia.
Al morir “Coyote-Iguana” la tribu se subordina y se subleva, tanto que para demostrar su enojo y resentimiento con él por haberles impuesto a Lola como reina de la tribu, arrojan su cadáver a los perros para que lo destrocen.
Lola espera a que su hijo alcance la edad conveniente y lo motiva para que a través de él sea vengada la memoria de su padre y el maltrato que siempre ha recibido ella por parte de la tribu.  Su hijo recobra el trono como legítimo heredero y gobierna a los Seris bajo el nombre de “Coyote-Iguana II”, pero esto no cambia la situación ya que tiene que seguir defendiéndo a Lola de los ataques por ser blanca y extranjera,  hasta que desafortunadamente lo matan.
Lola no se deja vencer y lucha hasta que su segundo hijo gobierna a la tribu bajo el nombre de “Coyote-Iguana III”, con un amor hacia su madre que rayó en el fanatismo,  pero fiel a los viejos designios de su raza
Así concluye la leyenda de la “Reina Blanca de los Seris”,  fundadora de la dinastía “Coyote-Iguana, una historia que probablemente permanezca más vigente en la nuestra memoria que la propia tribu Seri que actualmente lucha por subsistir.
Los Seris que en Yaqui significa “hombres de la arena”, se autodenominan kunkaak (Konka´ak)  que en su lengua significa "gente",  en el tiempo de la conquista y la colonia fueron un pueblo poco atractivo para los españoles, ya que su territorio era difícil de aprovechar, no tenían riqueza, no servían para cultivar y mucho menos para estar al servicio de ellos.  Los Jesuitas fueron los únicos que pudieron establecer contacto con ellos pero sin éxito, ya que no lograron evangelizarlos ni capacitarlos para ninguna “labor provechosa”.  Es por ello que siempre se buscó exterminarlos y fueron considerados como un pueblo bélico.
Anteriormente su territorio abarcaba lo que actualmente son 14 municipios de Sonora,  actualmente viven en dos  localidades de la costa desértica del estado de Sonora, Punta Chueca, (que se encuentra en la parte costera a 30 kms al norte de Bahía de Kino y a 130 kms de Hermosillo) y Desemboque, municipio de Pitiquito (que se encuentra a 60 kms al norte de Punta Chueca en la parte costera).  Entre las dos comunidades no llegan a más de 1000 miembros.
Son nómadas, viven por temporadas en tierra firme, donde cazan y recolectan frutos del desierto, o en la Isla del Tiburón (zona de reserva ecológica) donde han vivido mucho tiempo, incluso desde antes de la llegada de los españoles.  Ellos hacen su vestimenta,  su lengua es gutural y difícil de aprender, diferente a la de los demás indígenas del noroeste del país,  las raíces de su idioma son Caita y Siux Hokano. 
La investigadora Alejandrina Espinoza Reyna que convivió con ellos descubrió que acostumbran maquillarse de manera especial para cada una de sus celebraciones o actividades diarias (hasta 60 diferentes tipos de pinturas faciales)
Así como a través de una leyenda pudimos conocer algo sobre los indios Seris, ¿no crees que deberíamos interesarnos más por saber y entender nuestras raíces?

domingo, 11 de noviembre de 2012

Cinturón de Fuego del Pacífico


El Cinturón o Anillo de Fuego del Pacífico, también conocido como Cinturón Circumpacífico, está situado en las costas del océano Pacífico y se caracteriza por concentrar algunas de las zonas de subducción más importantes del mundo, lo que ocasiona una intensa actividad sísmica y volcánica en las zonas que abarca. Incluye a Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Centroamérica, México, parte de Argentina, parte de Bolivia, parte de los Estados Unidos, parte de Canadá, luego dobla a la altura de las Islas Aleutianas y baja por las costas e islas de Rusia, Japón, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Nueva Zelanda.
El lecho del océano Pacífico reposa sobre varias placas tectónicas, las cuales están en permanente fricción y por ende, acumulan tensión. Cuando esa tensión se libera, origina terremotos en los países del cinturón. Además, la zona concentra actividad volcánica constante. En esta zona las placas de la corteza terrestre se hunden a gran velocidad (varios centímetros por año) y a la vez acumulan enormes tensiones que deben liberarse en forma de sismos.

Erupción del Monte Saint Helens en 1980, una de las más violentas registradas.

Efectos del tsunami originado tras elterremoto de Chile de 2010.

El Cinturón de Fuego se extiende sobre 40.000 km (25.000 millas) y tiene la forma de una herradura. Tiene 452 volcanes y concentra más del 75% de los volcanes activos e inactivos del mundo. Alrededor del 90% de los terremotos del mundo y el 80% de los terremotos más grandes del mundo se producen a lo largo del Cinturón de Fuego. La segunda región más sísmica (5-6% de los terremotos y el 17% de terremotos más grandes del mundo) es el cinturón Alpide, el cual se extiende desde Java a Sumatra a través del Himalaya, el Mediterráneo hasta el Atlántico. El cinturón de la dorsal Mesoatlántica es la tercera región más sísmica.
El Cinturón de Fuego es el resultado directo de la tectónica de placas, el movimiento y la colisión de las placas de la corteza terrestre. La sección oriental del Cinturón es el resultado de la subducción de la placa de Nazca y la placa de Cocos debajo de la placa Sudamericana que se desplaza hacia el oeste. La placa de Cocos se hunde debajo de la placa del Caribe en Centroamérica. Una porción de la placa del Pacífico, junto con la pequeña placa Juan de Fuca se hunden debajo de la placa Norteamericana. A lo largo de la porción norte del cinturón, la placa del Pacífico, que se desplaza hacia el noroeste, esta siendo subducida debajo del arco de las Islas Aleutianas. Más hacia el oeste, la placa del Pacífico está subducida a lo largo de los arcos de la península de Kamchatka en el sur más allá de Japón. La parte sur es más compleja, con una serie de pequeñas placas tectónicas en colisión con la placa del Pacífico, desde las Islas Marianas, Filipinas, Bougainville, Tonga, y Nueva Zelanda. Indonesia se encuentra entre el cinturón de Fuego a lo largo de las islas adyacentes del noreste, incluyendo Nueva Guinea, y el cinturón Alpide a lo largo del sur y oeste de Sumatra, Java, Bali, Flores y Timor.