martes, 28 de febrero de 2012

29 de Febrero Año Bisiesto

Un año bisiesto es el que dura 366 días en vez de los 365 de un año común. Es porque de cada año sobran 6 horas y en 4 años son 24 horas, eso forma un dia. Esto se hace para mantener el calendario sincronizado con el año astrónomico y estacional. Debido a que las estaciones y las ocurrencias astronómicas no ocurren en un número fijo de días, un calendario con el mismo número de jornadas cada año acabaría distanciándose del evento que supuestamente debiera marcar. De esta forma, añadiendo un día o un mes al año, el distanciamiento se puede corregir.

El adjetivo deriva del latín bisextus, que correspondía al 24 de febrero (dos veces sexto), ya que se contaba dos veces el sexto día anterior a las calendas: primer día de los meses romanos, que se dividían en tres partes: calendas, nonas e idus. Como para contar se incluían la cifras (en este caso el día) de referencia (el 1 de marzo), En italiano, bisesto es el día adicional, y bisestil (del latín bisextilis) se refiere al año en el cual se agrega este día.

↑ Gran enciclopedia del mundo. Durvan, S. A. de Ediciones. Bilbao, España. 1971.

↑ Diccionario Garzanti del la lengua italiana. Aldo Garzanti Editore s. p. a. Milano, Italia. 1980.

Este día se añade para corregir el desfase que existe con respecto a la duración del año trópico: 365 días 5 horas 48 minutos 45,25 segundos (365,242190402 días). Esto requiere que cada cuatro años se corrija lo que cada 24 horas se acumula por el transcurso de cada día.

En el calendario juliano se consideraban bisiestos los años divisibles entre cuatro. Así, el año juliano duraba 365 días + 1/4 = 365,25 días (más que el año trópico, que consta de 365,242198 días).

Según el calendario gregoriano, la regla para los años bisiestos es la siguiente:

Un año es bisiesto si es divisible entre 4, a menos que sea divisible entre 100. Sin embargo, si un año es divisible entre 100 y además es divisible entre 400, también resulta bisiesto. Obviamente, esto elimina los años finiseculares (últimos de cada siglo, que ha de terminar en 00) divisibles sólo entre entre 4 y entre 100.

Es decir la gran mayoría de los años que sean divisibles entre 4 son bisiestos. No lo son si su divisibilidad es entre 100 (como los años 1700, 1800, 1900 y 2100), a no ser que además sean divisibles entre 400 (como los años 1600, 2000 y 2400). En 400 años debe haber 97 años bisiestos. De esa manera el año del calendario gregoriano se mantiene muy parecido al año solar. Así el año gregoriano dura 365 días +1/4 -1/100 +1/400 = 365,2425 días (más que el año trópico, cuya duración es de 365,242198 días).

Historia del año bisiesto

El año gregoriano, actualmente vigente, de 365 días, con años bisiestos, se reformó bajo el papado de Gregorio XIII. Las calendas eran el primer día de cada mes. Las jornadas anteriores al día 1 hacían referencia a esa fecha. Por lo tanto, en un año normal, de 365 días, el 1 de marzo correspondía a las calendas de ese mes.

En el cómputo cronológico actual el 28 de febrero sería el día anterior (primero) a las calendas de marzo. El 27 de febrero sería el 2º día antes de estas calendas, y así sucesivamente, de modo que el 23 de febrero sería el 6º día antes de las calendas de marzo. En los años bisiestos, después del 23 del segundo mes se agregaba un día, que era el bis sexto previo a las calendas de marzo: el día 24. Como nosotros ya no contamos las calendas, nos resulta más cómodo considerar que el día agregado es en realidad el último del mes.

Duración de los meses
Treinta y un días se asignan a enero ·
Como a los meses marzo y mayo ·
Julio y agosto dicen yo concuerdo ·
Octubre y diciembre: no desmayo ·
Abril y junio: en treinta me quedo ·
El nueve y el once: aquí me hallo ·
¡Falto yo! Exclama el más pequeño ·
Singular por ello, el móvil febrero ·
De sólo veintiocho es mi empeño ·
Pero si el entusiasmo me mueve ·
El bisiesto me otorga veintinueve ·
Para próximos adelantos evitar ·
Tres finiseculares exceptos son ·
A los 1700, 1800 y 1900 imitar ·
Y por milenios resuelto es el don ·
Gran y polémica excepción afea ·
Que cada cuarto año finisecular ·
Aceptar que bisiesto éste sea ·
Fácil la norma resulta, en particular ·
División exacta entre cuatrocientos ·
De tales periodos es la tarea. · · ·

Francisco Valdez Mendoza

Medición del tiempo (teniendo en cuenta años bisiestos)

Normalmente, en muchos problemas de Física, Matemáticas, Astronomía, etcétera, es necesario calcular determinada magnitud de tiempo en años. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones en el enunciado se añade una anotación que indica que se considere 1 año por 365 días. Esto se debe a que los años bisiestos pueden alterar bastante el resultado, y es difícil operar teniéndolos en cuenta.

Un caso en el que se aprecia claramente esto es que, aunque parezca que entre el año 549 d.C. y el año 2009 d. C. hayan pasado 1 460 años, en realidad han pasado 1 461, ya que, como cada 4 años hay un día más, cada 1 460 se acumulan 365, lo que incrementa el intervalo de tiempo en 1 año. Generalmente, si los años no bisiestos son 1 460, la medición teniendo en cuenta los años bisiestos sería la anterior +1. Si fuera el doble de 1 460 (2 920), +2, y así sucesivamente en todos los múltiplos de 1 460 (salvo naturalmente 0).

Nota: el papa Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo jesuita Christopher Clavius, el 24 de febrero de 1582 promulgó la bula Inter gravisimas, en la que establecía que tras el jueves 4 de octubre de 1582 seguiría el viernes 15 de octubre de 1582.

Con la eliminación de estos diez días desaparecía el desfase con el año solar. Para que no volviera a ocurrir, en el nuevo calendario se eliminaron tres años bisiestos cada cuatro siglos. Con lo anterior, el 4 de octubre de 1582 fue el último día del calendario juliano y el 15 de octubre de 1582 constituyó el primer día del calendario gregoriano. Por tal razón no existieron las fechas del 5 al 14 de octubre de dicho año.

Si se usan métodos actuales, el cálculo de fechas anteriores al 15 de octubre de 1582 siempre será erróneo, ya que se deben utilizar exclusivamente en retrospectiva hasta esta fecha y cambiar a cálculo de fechas julianas a partir del 4 de octubre de 1582, sin olvidar estos 10 días inexistentes.

viernes, 24 de febrero de 2012

24 de Febrero día de la Bandera de México

24 de febrero, día en que los mexicanos recordamos con júbilo la histórica fecha en que se adoptó nuestra actual Enseña Patria. Al promulgarse el Plan de Iguala y unirse las tropas de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero se creó el Ejército Trigarante, que habría de poner término a once años de lucha por la independencia.

Durante la estancia de las tropas trigarantes en la ciudad de Iguala, el 24 de febrero de 1821, Iturbide decidió adoptar una nueva bandera, misma que debía simbolizar los ideales del movimiento insurgente. Para tal fin encargó al sastre José Magdaleno Ocampo la confección del lábaro. Este, una vez terminado, constaba de tres franjas diagonales, en que aparecía un color diferente en cada franja, simbolizando: el blanco, la pureza de la religión católica; el verde el movimiento insurgente, o sea, la independencia; finalmente, el rojo, representa al grupo español adherido al impulso libertador. En cada franja en la parte superior se veía una estrella y otra en el centro sin el águila mexicana.

Cuando el Ejército Trigarante entró a la ciudad de México y quedó consumada la independencia, Iturbide decretó, el 2 de noviembre de 1821, que la Bandera de México fuese con los mismos colores, pero las franjas verticales y en el orden que perdura hasta nuestros días, verde, blanco y rojo, colocándose al centro el águila con corona imperial, las alas caídas, posada sobre el legendario nopal.
En 1823, ya caído el imperio de Agustín de Iturbide, se quitó la corona al águila y se agregaron al blasón las ramas de encino y de laurel como símbolo de la República. Esta fue la primera ocasión en que se cambiaron algunos de los elementos que componen nuestra Bandera.


A lo largo de los años han sido varias las ocasiones en que ha cambiado la posición del águila, de frente o de perfil con las alas extendidas, hasta 1916, cuando el Presidente Venustiano Carranza decretó que recobrara su antiguo estilo, de perfil y devorando una serpiente sobre el nopal. Finalmente, las modificaciones que dieron a nuestra bandera su actual aspecto proviene del decreto del Presidente Gustavo Díaz Ordaz, de fecha 27 de diciembre de 1967.




1.- Juan Escutia no se envolvió en ella.

Está plenamente comprobado que en 1847, Juan Escutia no tomó la bandera mexicana que ondeaba sobre el Castillo de Chapultepec, ni se envolvió en ella... para luego arrojarse desde lo alto del entonces Colegio Militar. La bandera fue arriada por las tropas eadounidenses y se le regresó a México hasta el sexenio de José López Portillo.
2.- Madero no la llevo en la mano durante el desfile de la Decena Trágica.

Aunque varios artistas pintaron a Madero llevando la bandera en mano, durante la “marcha de la lealtad”, el día que comenzó la Decena Trágica (9 de febrero de 1913), lo cierto es que las fotografías muestran que nunca la cargó. En una mano lleva la rienda del caballo y en la otra su sombrero.
3.- El significado de sus colores.

El blanco significaba la pureza de la religión católica; el verde la independencia y el rojo la unión de todos los habitantes de la Nueva España, hacia la segunda mitad del siglo XX, el sistema político mexicano, a través de la historia oficial cambió su significado: el verde era la esperanza; el blanco, “las nieves de nuestros volcanes” y el rojo la sangre derramada por los héroes de la patria.
4.- Los símbolos patrios.

los símbolos patrios que hoy se veneran, la Bandera, el Escudo y el Himno Nacional, fueron realizados por instrucciones de dos de los más terribles villanos de la historia oficial: Iturbide que ordenó la confección de la bandera y posteriormente del escudo y Santa Anna, quien durante su último gobierno (1853-1855) convocó a un concurso para componer la música y la letra del himno nacional.
5.- Bandera ensangrentada.

El 8 de septiembre de 1847, durante la batalla de Molino del Rey contra las tropas norteamericanas, el capitán Margarito Zuazo, miembro del batallón Mina, se quitó la chaqueta y envolvió su cuerpo con el pabellón mexicano antes de regresar al combate final para caer atravesado por las bayonetas estadounidenses. La bandera ensangrentada se encuentra en el Museo Nacional de Historia.

jueves, 16 de febrero de 2012

La Tumba y Maldicion del Rey Tutankamón

La Tumba del rey Tutankamón:
La fascinación y el misterio del antiguo Egipto, riquezas inestimables sepultadas y objetos de gran valor artístico, el amor por la arqueología, la tenacidad y la aventura se mezclan en el relato del descubrimiento más famoso del siglo XX. Ninguna de las miles de sepulturas identificadas anteriormente, ni las que siguieron a ese hallazgo, encerraban una mínima parte de lo que se encontró en la tumba, la única intacta en toda la historia de la egiptología. Los 2250 objetos que constituían el ajuar funerario del faraón, así como su sarcófago de oro, habían permanecido encerrados y milagrosamente protegidos durante unos 35 siglos.

En 1922, George Edward Stanhope Molyneux Herbert, quinto conde de Carnavon, noble inglés, decidió abandonar las investigaciones que durante muchos años había financiado en Egipto. El director de estas excavaciones era Howard Carter, un egiptólogo autodidacta con una larga experiencia en excavaciones. Lord Carnavon estaba profundamente decepcionado, dado que, a pesar de haber conseguido reunir testimonios que hoy consideramos de gran valor histórico, no había alcanzado el objetivo en el cual había invertido gran parte de su patrimonio familiar: el descubrimiento de una tumba inviolada.

Durante muchos años Lord Carnavon y Howard Carter esperaron el milagro y exploraron de forma exhaustiva a lo largo y ancho el celebérrimo Valle de los Reyes, cerca de Tebas, un lugar de difícil acceso en el que se encuentran las tumbas de muchos famosos faraones. La obstinación de Carter convenció a Carnavon para que financiara un año más las excavaciones. Un lugar en particular, en el interior del valle, había atraído la atención del arqueólogo inglés: una enorme acumulación de escombros por debajo de la tumba violada de Ramsés VI. En aquel punto, Carter, que esta vez partió solo de Inglaterra, comenzó las excavaciones. En efecto, el lugar era uno de los pocos en el valle que aún no se habían investigado. La tumba de Ramsés VI era la meta de visitas turísticas, y la solicitud de un permiso de excavación podía comportar problemas con los guías locales. Carter estaba convencido de poder encontrar, aunque estuviera profanada, la tumba de Tutankamón, basándose en anteriores hallazgos de objetos con el cartucho del rey efectuados en la zona. Aprovechando el periodo otoñal y la escasez de visitantes, Carter retiró primeramente los restos del campamento de obreros que habían trabajado en la tumba de Ramsés VI. Su decepción fue grande cuando debajo encontró escombros que parecían ser de origen totalmente natural. En cualquier caso, y con muy poca convicción, decidió alcanzar la roca madre. En la mañana del 4 de noviembre, los obreros se detuvieron frente a un escalón excavado en la caliza. Los largos años de espera parecieron disiparse de golpe cuando, al final de una escalinata anteriormente oculta por los escombros, el arqueólogo se encontró frente a los sellos intactos de la tumba de Tutankamón. Carter se contuvo a duras penas de romperlos y llegar hasta el interior. En lugar de eso, volvió a ocultar todo lo que con tanta dificultad había descubierto, hizo proteger la entrada por soldados armados y envió a Carnavon el siguiente telegrama: "Finalmente hecho maravilloso descubrimiento en el valle. Magnífica tumba con sellos intactos. Vuelta a cerrar esperando su llegada. Enhorabuena". El lord partió inmediatamente acompañado por su hija, y el 24 de noviembre se encontraba en el lugar, cuando se apartó la puerta.

Tras un largo corredor en el que se esparcían fragmentos de objetos, había una segunda puerta también sellada. En cualquier caso, los descubridores refrenaron su entusiasmo, puesto que los sellos, aunque intactos, habían sido colocados junto a los de Tutankamón en un periodo sin duda posterior a la sepultura del rey. A través de un pequeño orificio practicado en la puerta, Carter introdujo primeramente una vela para asegurarse de que no había gases nocivos en la tumba. Siempre con la vela ante sí, se introdujo en la cámara. Al responder a Cárnavon, que le preguntaba desde el corredor qué veía, el arqueólogo sólo logró balbucear, después de un larguísimo silencio: "Cosas maravillosas".

A la luz de la vela, aparecieron ante los ojos de Carter, que poco a poco se acostumbraban a la oscuridad, carros, vasos de alabastro, estatuas, camas, muebles y, por todas partes, el brillo del oro. Una vez hubieron entrado, los descubridores examinaron con mayor atención la cámara, y se encontraron frente a una nueva decepción: una puerta, vigilada por dos estatuas del faraón de tamaño natural, asimismo de reluciente oro, mostraba señales inequívocas de una antigua profanación. Un orificio en la pared y un sello más tardío, como en la entrada, demostraban que alguien, tal vez en la antigüedad, ya había entrado clandestinamente en la tumba. ¿Estaba la tumba, pues, de veras intacta? ¿Cuántos tesoros habían sido extraídos antes de que las autoridades se dieran cuenta del robo? Mientras en el mundo se difundía la noticia del sensacional descubrimiento, los especialistas no cedieron a la curiosidad, y bloquearon una vez más la excavación a fin de organizar un equipo preparado para afrontar, del modo más adecuado, la parte más delicada del trabajo. El viernes 17 de febrero de 1923, ante representantes de la prensa, Carter retiró los ladrillos de cierre de la cámara sepulcral y, a la luz de la linterna eléctrica, se les presentó una visión increíble: en el interior, a menos de un metro de distancia de la puerta, resplandecía lo que parecía un sólido muro de oro. Se trataba de una gran capilla de madera enteramente revestida con láminas de oro, cuyos tesoros interiores nadie podía imaginar. Se apartó la cubierta y en un momento se vieron coronados todos aquellos años de trabajo: el sello de una segunda capilla, esta vez original e intacto, tal y como lo habían colocado los que acompañaron al rey en su último viaje terrenal. Todos los presentes entraron por turno en la angosta cámara y visitaron la estancia adyacente, denominada posteriormente "del tesoro". Allí aparecieron una cantidad y una riqueza de objetos sin precedentes en la historia de la arqueología. Una gran caja de madera dorada con las cuatro divinidades tutelares en los lados yacía junto a una inimaginable cantidad de objetos, muchos de los cuales eran de uso cotidiano: un abanico de plumas, un carro muy historiado, las vasijas de alabastro que contenían las vísceras del faraón, etc.

Hasta 1925 no se rompieron los sellos de la segunda capilla dorada, en cuyo interior se encontraron, sucesivamente, otras dos. Éstas, como cajitas chinas, contenían un gran sarcófago de granito que encerraba a su vez tres sarcófagos, el último de los cuales era de oro. En el interior, protegida por una máscara funeraria de oro, se encontraba la momia, ricamente adornada pero en pésimas condiciones debido a la profusión de ungüentos y perfumes. Así comenzó para Carter una larga fase de estudio que no concluyó hasta su muerte, en 1939. Los hallazgos fueron objeto de complejas tareas de restauración que hoy permiten admirar los tesoros del faraón en el Museo Nacional de El Cairo.

los Nuevos Hallazgos:
Recientes estudios han confirmado que al contrario de lo que se suponía hasta ahora Tutankamón no fue asesinado. Su muerte se produjo a causa de una fractura en la pierna, su curación se complicó y causó la muerte debido a una infección o simplemente por una hemorragia interna.
Este (el asesinato) era uno de los pilares sobre el que se basaba la leyenda o maldición de este faraón, aún así existen razones para pensar que tal cúmulo de muertes no se deben tan solo a una coincidencia.

Fuente: Nat.Geographic
La Maldición de Tutankamón
Por más de 3270 años su cuerpo había quedado oculto a los ojos del mundo. A la codicia y la maldad de la raza humana. Al igual que sus antecesores, Tutankamón había sido enterrado en el Valle denominado de los Reyes. Todos aquellos que reinaron sobre la misteriosa raza descansaban allí en uno u otro lugar. Por siglos el Valle de los Reyes había sido saqueado por todo tipo de maleantes, aventureros, conquistadores y, finalmente; los arqueólogos que deseaban los ocultos tesoros del lugar. El valle fue saqueado de una forma tal que sus paredes graníticas parecían un paisaje escapado de la Luna. Se llegó al convencimiento de que todos los Faraones habían rendido sus secretos a la Humanidad en una u otra forma. Pero aún quedaba una... Tutankamón.

Muerto en plena adolescencia en el año 1340 antes de Cristo, nadie sabía con exactitud en donde se hallaba su tumba. Howard Carter se encontraba trabajando para el gobierno de Egipto como Inspector General del Departamento de Antigüedades.

Había dedicado casi la totalidad de su vida científica a la tarea que le llevaba de la mano. El descubrimiento y conservación de los tesoros escondidos en las tumbas reales. Uno tras otro los arqueólogos que buscaban la tumba de Tutankamón se dieron por vencidos. Liquidaban sus expediciones y volvían a sus tierras y a sus Universidades contando lo que podía haber sido.

Solo uno permaneció expectante. Howard Carter estaba decidido a develar el misterio del Faraón adolescente. Desde 1917 se dedicó a excavar en los restos de los otros arqueólogos. No teniendo el capital suficiente, muchas veces él mismo tenía que emprender la tarea con algún estudiante, discípulo u obrero mal pagado. Excavaba en los sitios en que se había excavado con anterioridad por dos motivos. Primeramente porque de esta forma se ahorraba en mano de obra y por otra porque ya había camino adelantado en las excavaciones abandonadas. Era un juego rutinario pero que podía rendir frutos. La principal ventaja de Carter era su profesión. Residiendo en Egipto, trabajando para el gobierno tenía todo el tiempo del mundo para finalizar su tarea (si lograba el éxito). Los informes mostraban que, efectivamente; la tumba de Tutankamón no se había encontrado aún. Que estaba allí desafiando todos los esfuerzos para dar con su paradero. Por lo tanto Carter se dedicó a esta tumba especialmente.

El Descubrimiento de la Tumba
Y por fin, el 26 de Noviembre de 1922 sus esfuerzos de varios años dieron el resultado apetecido. La entrada a la tumba fue descubierta. Dieciséis escalones que conducían hacia las profundidades (esto dio pié a la teoría de que Tutankamón solo tenía 19 años al morir.) Tras bajar los escalones Carter se encontró en una antecámara. Tras de él se encontraba Lord Carnavon, arqueólogo aficionado y el hombre que había suministrado el dinero para la tediosa y costosa operación de rescate, Carter se inclinó ante la puerta de granito. Una puerta maciza grabada con todo tipo de signos jeroglíficos. Bajo la puerta había una especie de rajadura por la cual podía verse hacia adentro. Carter se inclinó con su linterna y la enfocó hacia la Tumba Real. Por varios minutos permaneció inmóvil viendo lo que acabamos de describir. Los tesoros incontables que brillaban en la oscuridad y que adquirían dimensiones propias al ser violados por la luz eléctrica... casi 3500 años después de su desaparición.

Bueno... ¿ves algo? -exclamó Lord Carnavon en el colmo del nerviosismo. Carter movió la cabeza afirmativamente.

-Veo cosas maravillosas... -susurró emocionado.

Los tesoros que yacían en aquella tumba, como diría Carter más adelante "estaban fuera del ámbito terrestre, sencillamente no tenían precio para ser evaluados." No andaba lejos de la verdad. Piedras preciosas en montones. Muebles de oro sólido, vasos de exquisita configuración, mantos reales conservados en perfecto estado, y finalmente un trono real de oro que por sí solo valía el rescate de un Emperador. Todo esto sin contar infinidad de pequeños objetos, cada uno de los cuales hubiese hecho las delicias de cualquier museo en el mundo a un precio de millones. Todo junto, lo contenido en las cuatro cámaras encontradas fue descrito por el arqueólogo americano James Breadstad como "Los inmensos e incalculables tesoros de un niño que dominó el mundo mucho antes de que se conociera Creta, antes de que Grecia fuera concebida o Roma creada... y cuando aún más de la mitad de la historia de la civilización estaba por escribirse".

Y sin embargo, el momento más emocionante y remunerador tendría que venir dos años después, el 3 de debrero de 1924, cuando Carter y su cuadrilla finalmente abrieron la puerta en la última cámara, la dedicada a tumba del Faraón especialmente. Un grito de admiración escapó de la garganta en los pocos presentes. Estaban ante un masivo ataúd de granito de más de nueve pies de largo. Dentro del ataúd había otros tres más pequeños que a su vez se fijaban uno en el otro con pasmosa precisión. Los dos exteriores hechos de madera con incrustaciones de oro y piedras preciosas en la parte interna. Y el tercero y último conteniendo los restos del faraón adolescente hecho de oro sólido. Allí estaba el cuerpo momificado del faraón Tutankamón. Su rostro cubierto con una máscara que semejaba sus facciones aniñadas y también de sólido oro.

Carter y sus obreros no constituían los primeros violadores de la tumba. A las claras se veía que, ladrones del Valle de los Reyes habían penetrado en ella. Aún cuando ninguno de ellos se atrevió a tocar el ataúd real. Los sellos en las puertas habían sido rotos y arreglados nuevamente por los guardianes. Tutankamón fue violado en su descanso eterno por Carter. Estos históricos y maravillosos descubrimientos atrajeron la atención internacional en el acto. Cientos y miles de turistas llegaron al Valle de los Reyes desde todos los ámbitos del mundo. Caminaban por el polvo del desierto excavando, pateando y apartando cuanta piedra había en su camino con la esperanza de encontrar algún objeto precioso perdido.

Esto hacía que Carter tuviera que mantener continua vigilancia 24 horas al día sobre su descubrimiento. Pero aún más que los tesoros había algo que atraía la morbosidad de la multitud. Se corría entre los egipcios una leyenda. Se decía que todo aquel que violara la tumba del faraón Tutankamón encontraría muerte por su profanación. Una maldición ancestral, mística y horrenda que escapaba desde las gélidas paredes de la tumba subterránea y que detenía a todo aquel que se acercara a ella con la excepción de Carter y su equipo.

La Maldición cobra Forma

Sintiéndose muy solitario y cansado, Carter había instalado en la tumba - donde trabajó diariamente durante 16 años - una jaulita con un canario, cuyo canto ponía algo de alegría en el sombrío ambiente. Una tarde notó que el canto se interrumpía bruscamente y, al levantar la vista, vio una cobra (la serpiente guardiana de los faraones y encarnación de la diosa Edjo) devorando a su infortunada mascota...

La maldición comenzó a confirmarse. Lo que comenzó como un simple cuchicheo terminó por convertirse en trágica realidad, en apariencia. La muerte de Lord Carnavon fue el gatillo que disparó la imaginación del mundo entero. Murió el 5 de Abril de1923, apenas diez meses después de haber penetrado en la Cámara Real. George Edward Molyneus Herbert, más conocido como el quinto conde de Carcarvon había tomado la egiptología y la arqueología con la misma pasión que otros millonarios y miembros de la nobleza toman los deportes o la sociedad. Mientras que se encontraba en los días del sensacional descubrimiento fue picado por un mosquito en la mejilla izquierda. No le prestó la menor atención a la picada de mosquito, un incidente que ocurría día a día y a millares de turistas y locales. Una semana después, mientras que se afeitaba se cortó encima de la picada anterior.

De repente, un par de días más tarde comenzó a sentirse mal de salud. Y se agravó tanto que tuvo que ser trasladado al Cairo con urgencia. El 17 de marzo se conoció que una grave infección le había atacado la garganta, el oído interno y el pulmón derecho. Los doctores en El Cairo le dieron diversas inyecciones de suero que, aparentemente detuvieron el curso de la enfermedad. Sin embargo el 27 de marzo un ataque fulminante de neumonía se extendió por ambos pulmones.

Tras sufrir una terrible agonía plagada de dolores horrendos y deformaciones física, incluida la caída de todos los dientes, para el 4 de abril estaba muerto. Un continuado ataque de tos hizo que su corazón fallara a las dos de la madrugada. En ese mismo instante, Suan, su perra fox-terrier, comenzó a aullar en Inglaterra muriendo en brazos del mayordomo. La familia Carnavon, reunida en el hotel Continental Savoy en El cairo recibió la noticia por la enfermera que lo había cuidado. Nada más terminar la frase todo quedó a oscuras; un fallo en el suministro de energía dejó sin luz a toda la capital egipcia.

Inmediatamente y posterior a su muerte los rumores sobre la "maldición" se hicieron voces públicas que los periódicos y medios informativos tomaron de su buena cuenta. ¿Por qué? Se preguntaban ¿Un hombre con apenas 57 años, saludable y sin enfermedades anteriores había de sucumbir ante la picada de un mosquito? A estas alturas surge un egiptólogo que afirmaba haber "descifrado la inscripción que había sobre la entrada en la tumba" Según el Egiptólogo esta inscripción decía: "La muerte vendrá con alas ligeras sobre todo aquel que se atreva a violar esta tumba" Lo cierto es que la famosa inscripción jamás pudo ser encontrada nuevamente ya que los trabajadores de Carter destruyeron la pared que la tenía escrita.

Los faraones tenían una especie de miedo masivo y patológico a la violación de sus tumbas. La muerte en el Egipto antiguo no era símbolo de miedo o terror. Morir era liberarse y emprender el viaje al País del Infinito. Sin embargo, para que este viaje estuviera garantizado era necesario preparar a los cadáveres mediante la momificación y después ocultarlos para siempre mediante tumbas inviolables. El fracaso de estas medidas hacía que el alma del egipcio vagara eternamente sin encontrar reposo. Aquellos ricos que se podían permitir el lujo de cámaras secretas y subterráneas se tomaban gran parte de su fortuna para garantizar la inviolabilidad de su muerte. Por ejemplo, se hacían innumerables pasadizos secundarios que no conducían a ninguna parte y que despistaban a los violadores. En el caso de los faraones, las precauciones alcanzaban características casi sobrehumanas.

Lord Carnavon tenía un medio hermano, Audrey Herbert, que lleno de entusiasmo por el descubrimiento de su pariente y Carter se trasladó a Egipto a fin de estar presente cuando encontraran la Cripta Final. A su regreso a Londres, sin causa prevista o lógica cayó muerto en el piso de su dormitorio mientras se preparaba para tomar un baño. Carter eliminaba lo sucedido con comentarios tales como "se trata de teorías sin sentido... tonterías" Pero sus allegados decían que estaba sumamente alterado por estas muertes. Especialmente cuando su más cercano ayudante Arthur Mace siguió la misma suerte de los Carnavon. Mace fue el hombre que, con una barra de hierro rompió los últimos pedazos del sello que separaba al mundo exterior de la Cámara Real. Poco después moría de forma fulminante en el hotel que ocupaba Lord Carnavón en el Cairo. Los médicos se encontraron imposibilitados de dar una explicación científica a su repentina muerte. Pero aquí no se detenía la aparente maldición.

Sir Douglas Reíd, el radilogista que había trabajado bajo las órdenes de Carter sacando radiografías de la momia en la tumba seguía el mismo camino. Repentinamente enfermó de cansancio y agotamiento, tuvo que regresar a Suiza, su país natal. Allí fallecía dos meses después sin causa conocida. Seguían las muertes violentas. La secretaria de Carter, Bethel, moría de un ataque al corazón. Cuando su padre se enteró de la noticia (también había estado en la Tumba) falleció al lanzarse de un séptimo piso. Un profesor canadiense, amigo de Carter recorrió la tumba pocos después del hallazgo, sólo para regresar al hotel en el Cairo y morir víctima de un ataque cerebral.

El pánico corría como las olas de viento polvoroso en el desierto. De innumerables fuentes llegaban noticias de que los trabajadores que participaran en la excavación también morían por igual ¿Sería cierto todo aquello? Pero aún faltaba lo principal, lo horrendo. La momia de Tutankamón fue lleva da a la Universidad del Cairo en Noviembre 11 de 1925. Se trataba de hacerle la autopsia bajo el escalpelo profesional del doctor Douglas Derry, una autoridad en la materia. Derry, en un silencio de muerte tomó el escalpelo y realizó una incisión directa en los vendajes exteriores de la momia. Los vendajes cayeron a ambos lados mostrando 143 pequeñísimos bolsillos. Cada uno de ellos guardando una piedra preciosa. Alrededor de su cuello estaba el "collar de la protección" según la religión egipcia y confeccionado en hierro. Los brazos estaban cubiertos con magníficos brazaletes. Siete en el derecho y seis en el izquierdo. Cada dedo de sus manos tenía un anillo de oro macizo. El abdomen estaba cubierto con capas de misteriosos objetos también de oro macizo. Todos ellos en forma de T. La cabeza estaba cubierta con una magnífica diadema de oro y separándola del afeitado cráneo (según la moda egipcia) había una malla de finísimo oro batido. Por fin todos los adminículos y ornamentos fueron separados. Los presentes dieron un suspiro de asombro.

Las facciones del Faraón Niño aparecían serenas. Casi vivas. Perfectamente conservadas. En la mejilla izquierda, casi bajo el lóbulo de la oreja tenía una depresión en el hueso. Se especuló que quizás de aquello había muerto el faraón. Una fractura en el hueso y un derrame cerebral. Sin embargo jamás se encontraron pruebas para garantizar esta teoría como válida. La voz del pueblo se entera de todo. De algún lugar surgió el rumor de que "el Faraón tenía una marca en el mismo lugar en que Lord Carnavón fue picado por el mosquito" Y esto era cierto. De allí en adelante se esperó la muerte de los asistentes a la autopsia de un momento al otro. La prensa se cebaba en ellos. Las personas en la calle los consideraban como "muertos en vida." Incluso científicos amigos se alejaban de sus alrededores.

Lo cierto es que uno de ellos, que ayudó al doctor Derry en la autopsia murió poco después de un ataque al corazón. Sin embargo, el principal ejecutor de la autopsia, el mismo Derry sobrevivió hasta pasados los ochenta años. La teoría de la maldición tenía sus pros y sus contras. El mismo Carter sobrevivió su descubrimiento hasta los 67 años y murió de aparentes causas naturales. Sin embargo había algo que llamaba la atención. Los dos asistentes principales. Los dos "secundarios" en los momentos cruciales de la profanación habían muerto. Uno de ellos el Lord Carnavon. El otro fue el radiologista Carlyle ayudante del doctor Derry ¿Coincidencia? Los que se dedicaron a explotar la leyenda sensacionalista de la "maldición" ampliaron sus explicaciones.

Según ellos, Lord Carnavon representaba la fuerza monetaria que había hecho posible las excavaciones. Sobre él debía caer la maldición y no sobre Carter que era un simple egiptólogo pagado por el Gobierno. En el caso de Carlyle se llegó a la conclusión de que, tras de la incisión primaria efectuada por el doctor Derry, el resto de la operación fue realizado por su ayudante. En otras palabras, fue la mano ejecutora. Esta explicación tiene lógica. En este caso la maldición faraónica hubiese alcanzado al instigador y al profanador. Los médicos en la actualidad tienden a explicar la muerte de Lord Carnavon y la de varios miembros de la expedición mediante los últimos descubrimientos. Con toda seguridad (según ellos) Lord Carnavón fue infectado por la picada del mosquito. Esto trajo como consecuencia que, en ausencia de los antibióticos que aún se desconocían, la muerte fue inevitable.

Para 1935 la cifra total de muertos relacionados con Tutankamón sumaba veintiuno y varios recopiladores de sucesos la elevaron hasta treinta. Lo cierto, es que hasta para el más escéptico la lista más pequeña resulta impresionante. A esto se debe añadir los sucesos posteriores ocurridos en la década de los años sesenta, consiguiendo que la maldición de Tutankamón volviera a ser titular en los periódicos. Mohammed Ibrahim, en esa época director egipcio de antigüedades, intentó impedir que varias reliquias halladas en la tumba fueran a a París. Había sufrido una serie de pesadillas que anunciaban su muerte si las dejaba salir de Egipto. El gobierno le obligó a aprobar el traslado y ese mismo día murió atropellado. El doctor Ezze-din Taha, de la Universidad de El Cairo, descubrió que varios arqueólogos y personas que trabajaban con restos antiguos solían padecer infecciones en la vías respiratorias debidas a la existencia de diversos hongos. En 1962 expuso que la famosa maldición podría tener origen en estos peligrosos hongos. Al salir de la conferencia tomó su coche. En la larga carretera de El Cairo a Suez chocó frontalmente contra otro coche. La autopsia demostró que su muerte se debió a un fallo cardiaco ocurrido pocos segundos antes del accidente.

Durante la década siguiente la maldición continuó. En 1972 el nuevo director del Departamento de Antigüedades egipcio, Gamal ed-Din Mehrez, sucesor de Ibrahim, afirmó a Philipp Vandenberg que no creía en la maldición: "Fíjese en mí, toda la vida he estado trabajando con tumbas y momias. Seguramente soy la mejor prueba de que todo son coincidencias" Gamal murió la noche siguiente a la supervisión del empaquetado de los objetos destinados a la exposición que se iba a celebrar en Londres. Los miembros de la tripulación del avión que efectuó el traslado a la capital británica se vieron también alcanzados por la maldición. El teniente Rick Laurie murió en 1976 de un infarto. Su esposa se volvió loca y contaba a todo el mundo que su marido murió por culpa de la maldición. El ingeniero de vuelo Ken Parkinson sufrió seis infartos y murió en 1978. El oficial Ian Lansdown confesó haberse burlado de la maldición dando una patada al cofre que transportaba la mascara. Se fracturó esa misma pierna al romperse una escalera de hierro y su curación se complicó hasta que pasados seis meses pudo volver a andar. La casa del teniente Jim Webb se incendió mientras pilotaba el avión hacia Londres. Y Brian Rounsfall que se burló junto con Ian de la maldición dedicándose a jugar a las cartas sobre la caja que contenía el sarcófago sufrió dos infartos el año siguiente.

La lista continuó de nuevo en los años ochenta destacando la filmación de la película La maldición del rey Tut en donde se usaron objetos pertenecientes a Tutankamón. El protagonista, Ian McShane, cayó con su coche por un acantilado el primer día de grabación rompiéndose la pierna por diez sitios.

Parece ser que la maldición lleva años inactiva. Quizás sea auténtica, quizás sólo sean coincidencias sorprendentes, pero ahí está en pié desafiando a cualquier explicación. ¿Es cierta la leyenda del faraón Tutankamón? Sólo la máscara inmutable de su rostro guarda la solución.

Fuente de Información: http://www.editorialbitacora.com/bitacora/carter/carter

martes, 14 de febrero de 2012

Día de San Valentín

Los enamorados tienen un día en nuestro calendario para demostrar o reafirmar su amor mediante regalos, dedicatorias o poemas pero ¿por qué el 14 de febrero? ¿Quieres conocer la leyenda de San Valentín y de dónde procede esta celebración?

Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.

Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.

hace muchos siglos, fue tradicional en Inglaterra la "fiesta de los valentinus", donde se elegían a hombres y a mujeres para que formaran pareja. Muchas de estas parejas se convertían en marido y mujer y conseguían la felicidad de pareja que se espera encontrar y consolidar el Día de San Valentín.

Otras fuentes centran el origen de la historia de San Valentín en la Roma del siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido. En este periodo también se prohibía el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias.

Es en estas circunstancias cuando surge la figura de San Valentín, un sacerdote cristiano que ante tal injusticia decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano a escondidas de los ojos romanos.

Valentín adquiere por proteger a los enamorados y auspiciar bodas secretas gran prestigio en toda la ciudad y es llamado por el emperador Claudio II para conocerle. El sacerdote aprovecha aquella visita para hacer propaganda de la religión cristiana y convencer al emperador para que siga los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. El emperador romano cambió de opinión y ordenó al gobernador de Roma que procesara al sacerdote.

La misión de condenar al sacerdote la tuvo que llevar acabo el lugarteniente, Asterius. Éste, cuando estuvo delante del sacerdote, se burló de la religión cristiana y quiso poner a prueba a Valentín. Le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. El sacerdote aceptó y en nombre del Señor obró el milagro. El lugarteniente y toda su familia se convirtieron al cristianismo pero no pudieron librar a Valentín de su martirio. San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.

Mientras estuvo encerrado, su carcelero le pidió que diera clases a su hija Julia, a base de lecciones y horas juntos, Valentín se enamoró de la muchacha. La víspera de su ejecución, envió una nota de despedida a la chica en la que firmó con las palabras "de tu Valentín", de ahí el origen de las cartas de amor y poemas que se envían los enamorados en la actualidad y de la expresión de despedida "From Your Valentine"; conocida en todo el mundo adjunta en miles de postales de San Valentín.

La historia de San Valentín hubiera quedado ahí si no fuera porque dos siglos más tarde la Iglesia católica la recuperó. Por aquel entonces era tradición entre los adolescentes practicar una curiosa fiesta pagana derivada de los ritos en honor del dios Lupercus, dios de la fertilidad que se celebraba el día 15 de febrero. Era un sorteo mediante el cual cada chico escogía el nombre de una joven que se convertiría en su compañera de diversión durante un año. La Santa Sede quiso acabar con esta celebración pagana y canonizó a San Valentín como patrón de los enamorados.

El cuerpo de San Valentín se conserva actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en este templo un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.

Sea como fuese, San Valentín se ha convertido en el patrón de todos los enamorados y de todas aquellas personas que quieren tener una pareja. Los comerciantes se han hecho eco de esta festividad y la han convertido en un día perfecto para aumentar las ventas. Flores, postales, poemas de amor, dedicatorias, bombones y regalos de todo tipo se realizan este día al ser querido para demostrar su amor y amistad.

Demostrar el amor que se siente hacia la persona querida es un rasgo común de todas las sociedades, épocas y países. Pero ¿quieres conocer cómo se celebra el Día de San Valentín en Estados Unidos? ¿Qué se regalan en los países del continente asiático? ¿O que costumbres tienen el resto de países de Europa en el Día de los Enamorados?

Hay símbolos (corazones, angelitos, lazos, etc), hay expresiones ("i love you" "te quiero" "bésame" "kiss me") hay regalos (bombones, flores, joyas, etc) hay demostraciones de afecto, amor y cariño (cartas de amor, poemas, postales, tarjetas, valentines, etc) que son totalmente internacionales, trascienden todas las fronteras y se realizan de forma unánime en todos los rincones del mundo el Día de San Valentin. Hay otras costumbres o tradiciones más específicas de cada parte del planeta. Algunas más conocidas, otras desconocidas, no dejan de sorprendernos los ritos que el ser humano ha manejado a lo largo de la historia para demostrar el amor a su pareja.

miércoles, 8 de febrero de 2012

¿Es usted sonorense?

No todo el que chifla es arriero, estos son sólo algunos requisitos
El que pretenda, presuma y aspire a ser sonorense, tendrá que cubrir los siguientes requisitos que son inflexibles.
Pues para llamarse sonorenses, así tengan cincuenta años viviendo en estas tierras, no se es, en tanto no demuestren cumplir con los siguientes requisitos básicos:
1.- Ubicar y citar geográficamente de memoria en el estado de Sonora, las siguientes poblaciones: Codórachi, Tarachi, Cuquiárachi, Bacadéhuachi, Tahuichopa, Sehuadéhuachi, Churunibabi, y hablarse de “tú” con las principales familias de esos lugares.

2.- Conocer mínimamente tres lugares donde hayan pegado los apaches.

3.- Haber mitigado el frío con batarete.

4.- Haber recogido mínimo una mulita de chiltepines verdes en La Púrica.

5.- Haber recogido garambullos con los pies descalzos al rayo del sol en agosto.

6.- Tener todavía la marca de un verdugón en las nalgas por haber comido “tullidores”

7.- Haber recogido un mínimo de medio saco de chinitas y chuales.

8.- Haber matado cuando menos una víbora de cascabel a peñascazos o varejonazos.

9.- Saber preparar el agua fresca con pamita.

10.- Conservar de memoria el sabor inconfundible de los bichicoris.

11. -Haberse deleitado con el atole de péchitas y de tápiro.

12.- Diferenciar con los ojos cerrados una semita o un bizcochuelo de maíz blando.

13.- Conocer con el puro olor las tortillas de harina semitía.

14.- Guardar y poder relatar la sensación de haber colgado un mayate con un cordón; encenizar toritos, sacar porohuis de sus cuevas, leer de noche con dos copechis, ponerse una chicharra en la boca cuando se padecía de tartamudismo, contestarle “la tuya” a una cachora, cuando por auto defensa se cortaba la cola ante nuestros ojos.

Haber tratado de robarle miel a jicotes y abejas armado con mazos de batamote, haber matado pajaritos y haberlo negado en confesión, haber sentido lo que se siente cuando lo orina un zorrillo a uno, y haber matado con ligas y cáscaras de naranja cigarrillos y palomitas.

15.- Recordar cuándo fue la última vez que nos curamos la “chanza” con hojas de chicura y manteca.

16.- Haber jugado con chilicotes (ya sea apostándolos o quemando al compañero después de frotarlos fuertemente).

17.- Saber diferenciar un opote, torote, palo de asta, máuto o palo fierro en la sierra de Mátape.

18.- Haber construido “garzas” y “churumbelas” con palos de opote, brea o torote, y golpearle las puntas contra una piedra hasta dejarlas “pajitas”.

19.- Haber hecho monos de chilicote.

20.- Conocer la huella del venado en su propio elemento

21.- Haberse acarreado agua en burro con “botas” enceradas y salidas del cangilón.

22.- Haberse lavado el cabello con amole.

23.- Haber acarreado palma a un Juqui.

24.- Cuando menos conocer lo que es un concho, aparejo o guropera.

25.- Haber recolectado cuando menos dos botes mantequeros de pitahayas, y si lo hizo, que diga qué hizo con las semillas.

26.- Conocer los usos y destinos de una tahona, batea, guari y tapesti.

27.- Haber “apiado” chúcata de un mezquite.

28.- Y encaso de tener un pariente en los Estados Unidos, no presumir de ello antes al contario lamentarse.

Por José Teherán

domingo, 5 de febrero de 2012

Santo el Enmascarado de Plata

Rodolfo Guzmán Huerta nació en Tulacingo (estado de Hidalgo), México el 23 de setiembre de 1917.
Junto con toda su familia, Rodolfo se mudó a la capital desde pequeño. Siempre con buena presencia física, destacó en varios deportes como el Béisbol y el Fútbol americano, pero especialmente en la lucha libre. Habiendo cumplido los 16 años, inició su carrera de luchador en la arena Peralvillo Cozumel sin ningún alias más que su nombre original.

En el transcurso de los siguientes 6 años, usó varios pseudónimos, como “Rudy Guzmán” y “el Hombre Rojo” (y aún no usaba máscara alguna). Para esta época, Rodolfo estaba en el bando de los luchadores “rudos” por la forma como encaraba sus combates (a contraste con la otra modalidad que era de los luchadores “técnicos” – y generalmente los que se llevaban mas aplausos), aunque siempre denotaba una personalidad sencilla y un carisma que lo llevaría a una siguiente etapa en su carrera.
Su manager, Jesús Lomeli, le cambió su nombre de pila a “Murciélago II” y realizó algunos sobresalientes combates más, pero por problemas legales tuvo que dejarlo. Y es en 1942 que Rodolfo decide pasarse al grupo de luchadores que usaban máscaras, escogiendo su nuevo y legendario nombre entre estas 3 alternativas: “Diablo”, “Ángel” y “Santo”.
Ese mismo año, enfrenta a “Ciclón Velóz” (aunque perdió por descalificación), “Tarzán López” y otros luchadores de renombre mexicanos. Su fama iba creciendo y lo llevaría a conocer al empresario José G. Cruz, que en 1952 le ofrecería un contrato para inmortalizar su nombre en las historietas.
A la par, Fernando Osés, luchador y también actor, invitó a Rodolfo a rodar su primer película, que se daría en 1958 llamada "Santo contra el Cerebro del Mal". A partir de ahí, Santo produjo una serie de películas debido al gran éxito que tenía como luchador. Para 1961, ya es protagonista principal en la película “Santo Contra los Zombis” y en el mismo circuito profesional de lucha, ya había cambiado del lado de los “rudos” al de los “técnicos”, ganando así más adeptos.
En otras ocasiones, sus películas tuvieron co estrellas de la lucha libre, como es el caso de Blue Demon, en la película de 1969 “Santo contra Blue Demon en la Atlántida”.

Las producciones mexicanas sufrieron un bajón en los años 70s, y tuvieron que recurrir a otros lares como el caso de España. Es así que en 1973 se presentaría la película “Santo Contra el Doctor Muerte”, una de las mejores películas encarnada por Santo.

En 1981, se estrena la película “Chanoc y el Hijo del Santo Contra los Vampiros Asesinos”, en la cual actúa nada menos que su hijo, también dedicado a la lucha libre. Para 1982, El “Hijo del Santo” continuaría la tradición de su famoso padre tanto en el ring como en el cine. Santo ya era una leyenda viviente, y siguió apareciendo (con su infaltable máscara) en diversos programas de televisión mexicana. Quizá el suceso más inesperado ocurrió en enero de 1984 en el programa Contrapunto (dedicado a la lucha libre mexicana), cuando Santo se quitaba la máscara por primera vez ante cámaras. Casi como una fatalidad inversa, representada en la leyenda mortal que se conoció en su historieta, Rodolfo sufría un ataque al corazón el 5 de febrero de este mismo año. El ídolo fue enterrado con su máscara ante miles de personas que acudieron a su última despedida, dejando un legado que jamás podrá ser igualado.